Una de las premisas fundamentales sobre la que se sustenta el proyecto Xiclo, es la idea de “regreso al futuro”. Esta frase sirvió como lema del ‘X Congreso Ibérico La bicicleta y la ciudad” celebrado en Vitoria el pasado mes de mayo, en el que se quiso demostrar la conveniencia de devolver a la bicicleta el protagonismo perdido, como cuenta Eneko Astigarraga en su blog. La expresión “regreso al futuro” puede padecer contradictoria, pero, como ahora trataremos de explicar, no lo es en absoluto.
Bicicleta con remolque en Casa Tudela, tienda y taller de bicis en Tudela de Duero a principios de los 50′.
Colección Fundación Joaquín Díaz
Aunque la historia de la bicicleta hunde sus raíces en el Antiguo Egipto, cuando se crearon los primeros artefactos de dos ruedas unidas por una barra, fue en el siglo XIX cuando se prodigaron en Europa –Reino Unido, Alemania, Francia…-los prototipos de vehículos, más o menos rudimentarios, que van evolucionando pareciéndose de forma progresiva a lo que hoy entendemos como bici.
A finales del XIX, se populariza el uso de la bici como medio de transporte entre la creciente clase media urbana. Debido a la necesidad de ciertas actividades profesionales de transportar mercancías o útiles de trabajo, empiezan a verse también los primeros cargociclos.
En las dos últimas décadas de este siglo es habitual que los médicos visiten a sus pacientes en bicicleta, los carteros la utilicen para repartir la correspondencia, los comerciantes porten sus mercancías sobre ella, o los artesanos sus herramientas. La bici es un signo de modernidad en el desarrollo de las ciudades.
Después, ya sabemos, la aparición y comercialización masiva del automóvil desplazó a la bici como medio de transporte, salvo en zonas de los Países Bajos, Dinamarca, Suiza, Alemania o Escandinavia, donde se consiguió “frenar” al coche.
Hoy, la congestión del tráfico en el centro de los grandes núcleos urbanos, los atascos para acceder a los mismos, los problemas de aparcamiento, así como las altas emisiones de CO2 que causa la combustión de los motores y su incidencia en el cambio climático preocupan a ciudadanos y autoridades. Máxime cuando, según la ONU, en 2050 el 70% de la población vivirá en ciudades. Como una de las soluciones, la bicicleta vuelve poco a poco a recuperar su espacio como medio de transporte sano, ecológico y económico.
En Xiclo estamos convencidos de que la bicicleta es el medio de transporte de ayer, de hoy y de mañana. Suscribimos la frase del filósofo y escritor inglés H.G. Wells, quien señaló que “Cada vez que veo a un adulto sobre una bicicleta, no pierdo la esperanza para el futuro de la humanidad. ¡El regreso al futuro ha empezado en Valladolid! Y es esa idea de evolucionar para devolver a la ciudad a las personas, al peatón y al usuario de transporte sostenible, de minimizar el impacto ambiental que ocasionan nuestros desplazamientos, la que defendemos desde Xiclo. Frente a la contaminación, el ruido y los conflictos que genera el tráfico a motor en el casco urbano, pretendemos volver a convivir en una ciudad agradable, contribuir a revitalizar el centro histórico, así como participar en el futuro de Valladolid hacía un modelo de “ciudad inteligente”.
No hace tanto tiempo, 30 años, por la calle Santiago, la gran arteria comercial de nuestra ciudad, circulaban coches y furgonetas, mientras que los peatones se acumulaban en las aceras. ¿Algún vallisoletano querría volver hacia atrás? ¿Se lo preguntamos a los comerciantes a ver qué opinan?